Existe una ternura perdurable en el amor de una madre.
No la helará el egoísmo,
ni la amedrentará el peligro...
Sacrificará en aras de su hijo todo su bienestar;
renunciará a cualquier placer para que él goce;
se gloriará de su fama y se exaltará en su prosperidad;
y si la adversidad se ceba en su hijo,
lo querrá más por su infortunio;
y su amor persistirá si es desgraciado;
y si todo el mundo lo desdeña,
ella será para él todo el mundo.
WASHINGTON IRVING (1783-1859)
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