No sabría explicar el porqué... no podría cambiar los recuerdos... fueron momentos de vida franca y sincera... de risas altas y claras, vividas, sentidas... de días de esperanza, de "un todo es posible"... de sueños por alcanzar...
El otro día paseaba al atardecer, por una calle poco concurrida de mi ciudad, ésa en la que tú no dejaste recuerdos, y en un muro encontré escrito con pulso firme e infantil: "No me preguntes por qué te amo, tendría que explicarte por qué vivo", y en un segundo como un rayo cruzaste por mi mente...
Era San Blas, y desde diciembre las cigüeñas sobrevolaban el cielo, ensimismadas buscando un rayo de sol. A mí me traían el comienzo de la primavera y también la alegría de días sin fin, de noches con estrellas, de amaneceres y atardeceres con sabor a ti... Texto: La huella de mi sendero.
¡¡¡¡¡Feliz domingo!!!!!
Qué bonito Susana, cómo me gusta lo que has escrito y cómo lo has escrito.
ResponderEliminarSaber querer, encontrar la huella de esa persona que nos inspira y nos llena de vida, es un signo de grandeza de espíritu.
Da lo mismo que no haya dejado recuerdos en tu ciudad, los dejó en ti y eso es lo importante.
Un abrazo
No sé a quien se lo dedicas pero es muy afortunad@... Son unas palabras preciosas.
ResponderEliminarUn abrazo,
trini
http://yoadoroviajar.blogspot.com
¡Muy bonito!, ¡se acabó el finde! ;-)
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