La semana pasada hablábamos de educación... de la educación que se imparte en las aulas de nuestro país... y de lo poco que se fomenta la creatividad de los niños, su espontaneidad, su curiosidad innanta para aprender... Y cómo esto nos puede llevar a tener en las clases niños cada vez más desmotivados, poco interesados por aquellos conocimientos que se imparten de forma "reglada", porque hay que dar un temario concreto en un tiempo récord, independientemente de que se "aprenda", "entienda", "se pariticipe", "se motive", o "se busquen alternativas atractivas para que los niños se empapen de toda esa información".
Con esto no quiero decir que no esté a favor de la enseñanaza reglada, simplemente creo que se puede y debe mejorar, y desde la implicación de los profesores, desde una mejor formación, desde itinerarios más personalizados... que los diferentes planes de estudio no se limiten a quitar o poner determinadas asignaturas, sino que vayan más allá y de esta forma traten de poner solución para que no seamos el país europeo con mayor fracaso escolar.
Dicho esto, alguna avispada seguidora del blog, aportaba de forma muy acertada que la educación empieza en casa y que somos los padres quienes más influimos en la formación de nuestros hijos, ¡¡completamente de acuerdo!! Y de eso quería hablar esta semana, para empezar os planteo una serie de cuestiones que rondan por mi cabeza, no se trata de "adivinar" la respuesta, sólo me gustaría que nos parásemos todos a reflexionar un ratito sobre el tema: ¿qué papel jugamos los padres en la educación de nuestros hijos? ¿hasta qué puntos nos implicamos? ¿sabemos cómo hacerlo? ¿nos preocupamos de aprender? ¿reclamamos más derechos para hacer posible la famosa e inexistente conciliación de la vida familiar y laboral? ¿por qué se hacen manifestaciones pidiendo una enseñanza de calidad y no se piden horarios más flexibles, bajas de maternidad más largas, posibilidad de excedencias que no supongan un riesgo de despido?...
Alguien puede decir que nuestra madres, (muchas de ellas no trabajadoras y sobre quienes recaía el peso de la educación), no necesitaban hacer un máster para educarnos, y sí, salimos adelante sin muchos traumas... ¡¡cierto!! Pero si analizamos un poco más la situación, veremos que hace unos años los niños nos incorporábamos más tarde al sistema educativo, apenas había guarderías, estábamos menos avanzados tecnológicamente... y nuestra madres disponían de algo que ahora escasea: ¡¡¡tiempo!!!... tiempo para llevarnos al cole, para ir a buscarnos , para hacernos unas riquísimas lentejas, tiempo para jugar, para contarnos un cuento, para echarnos una regañina si hacía falta, tiempo para achucharnos y llenarnos de mimos, para escucharnos, para hablar...
¿Disponen los padres de ahora de ese tiempo? Si "queremos" o "no nos queda más remedio", los niños pueden incorporarse al "Programa de madrugadores" a las 7:30h. de la mañana, enlazar con las horas lectivas de 9:00h. a 14:00h, quedarse a comer en el comedor del cole de 14:00h. a 16:00h., y a esta hora comenzar las actividades extraescolares hasta las 18:00h.... momento en que sus padres los recogen, y supongo que los llevan a casa, les dan un bañito y una merienda-cena y ¡¡a la cama!! Y no es momento de "educar", ni corrigiendo comportamientos poco adecuados, ni hablando, ni escuchando, ni... porque "todos" están deseando descansar para mañana hacer frente a un nuevo día igual de agotador que el anterior... Por no hablar del sentimiento de culpa de unos padres ¿forzados? en muchas ocasiones a llevar esta rutina demoledora...
Se dice que no es importante la cantidad de tiempo que pasamos con nuestros hijos, sino la calidad... pero ¿qué calidad puede haber en ese día a día, si niños y adultos llegan a casa agotados de su "particular jornada de trabajo"?
Quizás ahí en muchos hogares españoles, entra en juego el papel de los abuelos.... pero ese tema lo dejamos para mañana...
¡¡¡Buen martes!!!
Totalmente de acuerdo con todo lo que expones. Personalmente creo que los responsables somos todos, aunque eso no nos hace ser culpables. Me explico. La Educación, como muy bien dices, Debe comenzar en casa. Educación cultural, educación en valores, educación afectiva, educación en normas de comportamiento, etc. El ritmo de vida de las familias es frenético. En la mayor parte de los hogares, es necesario que ambos cónyuges trabajen fuera del hogar para pagar las facturas las desorbitadas cifras de hipoteca y la gran cantidad de "necesidades" que nos surgen en el día a día. ¿No será, tal vez, que hemos confundido los objetivos? Está bien que trabajemos fuera de casa, pero creemos que lo hacemos para que nuestros hijos tengan lo mejor. Pero,realmente ¿qué es lo mejor? que tengan un juego más de la "wii", comprarles el zapato "de marca", o para comprar un buen chalé independiente a las fueras de la ciudad?. Quiero decir, que planteemos primero qué es lo que queremos, así sabremos hacia donde vamos. En ese espacio de "marcar objetivos" en vez de pensar en cosas materiales para que a nuestros hijos no les falte de nada, escribamos "voy a pasar más tiempo con mi hijo". Él nos lo agradecerá. Por que lo que realmente acabará recordando en el futuro sea el buen rato que pasó jugando con nosotros, y olvidará lo caro que fue el regalo que le hicimos y nuestro sacrificio para conseguirlo.
ResponderEliminarCon todo quiero decir, que quizá, TODOS, nos hayamos fijado unos Objetivos incorrectos, que debiéramos analizar y quizá, modificar.
Un abrazo y gracias por esta estupenda entrada
Susana
https://www.facebook.com/psicologiapositivaparalavida
http://psicologiapositivaparalavida.blogspot.com.es/
Gracias a ti Su!!!! Me alegra ver que "estamos en sintonía" en este tema. Mañana seguimos...
ResponderEliminarBesos!!!
Bueno, no hace falta q te diga lo de acuerdo que estoy con todo lo que dices. Actualmente parece que está muy de moda q el tiempo q pasas con los hijos ha de ser de calidad, y según lo exponen parece que es calidad ver sus cantidad. No creo que estos dos términos sean incompatibles. Los niños si además de pasar tiempo con los padres, lo aprovechan saldrán ganando en todo.
ResponderEliminarYo cuando estaba embarazada me dí cuenta de todo lo que me sobraba, de qué iba a ser mi prioridad, de lo que iba a abandonar o a perder, no por ello soy menos feliz, pero si supone un esfuerzo q muchos padres no están dispuestos a asumir o ni se lo plantean. También hay casos de gente q no le queda otra, es verdad. Yo me siento afortunada.
Marta!!! Qué nos vamos a contar nosotras que no sepamos!!! jajaja.... Somos muy afortunadas, de eso no me cabe ninguna duda, y pese a "los sacrificios", lo volvería a hacer una y mil veces... porque merece la pena, primero por ellos y luego por nosotros...
EliminarUn besazo!!!!
Tienes razón, la educación de un niño comienza cuando nacen sus padres... para hablar largo y tendido!
ResponderEliminarwww.clubmujeresreales.blogspot.com
Gracias Idoia... el tema efectivamente da mucho de sí... ;-). Un besazo.
EliminarPues estoy totalmente de acuerdo con tu tocaya Susana. A veces estamos tan metidos en el engranaje, que simplemente nos dejamos llevar por la corriente, sin pararnos a priorizar, y parar el ritmo frenético que nos hace estar agotados, estresados, de mal humor.. y cuando nos damos cuenta el tiempo pasó, los niños se hicieron adultos... y los momentos únicos e irrepetibles ya son irrecuperables¡¡ Y sí, la educación empieza, y sigue en casa, en el cole aprenden materias, pero los valores, la forma de afrontar la vida, de relacionarse, de defenderse, de saber decir no, etc, etc de forjar su carácter y darles seguridad, la aprenden en casa, y difícilmente podrán hacerlo si estamos "ausentes" física o mentalmente. Un magnífico post, que nos invita a la reflexión¡¡ Bss y feliz miercoles¡¡
ResponderEliminarHola Yoli, es que a las que somos madres, este tema nos toca la fibra, a que sí? Estoy de acuerdo en que es cuestión de prioridades... y no se me ocurre ninguna más importante que nuestros hijos... aunque esta sociedad no nos lo ponga nada fácil...
ResponderEliminarGracias por comentar y un besazo!!!
Totalmente de acuerdo. Hace tiempo que me di cuenta de que esta sociedad nuestra se estaba equivocando y dejando atrás las cosas que de verdad valen. No tengo hijos, pero sí sobrinos y he visto crecer a los niños de mis amigas. La diferencia abismal, entre los que tenían a su madre en casa y las que tenían que marcharse a trabajar, se notaba mientras iban creciendo y yo creo que se sigue notando ahora que son chicos que se incorporan al mercado laboral.
ResponderEliminar¿cómo van a aprender valores nuestros niños si no los ven? ¿qué sociedad estamos creando para ellos?
Últimamente no hago más que pensar que la crisis actual puede ser una oportunidad excelente para replantearnos que es lo que de verdad queremos.
Porque recuerdo haber leído un día que si le preguntamos a cualquier padre por sus prioridades, en seguida pondrá en primer lugar a sus hijos, pero si nos ponemos a examinar el tiempo que ese mismo padre le dedica a su trabajo, nos daremos cuenta de que se está engañando a sí mismo.
Educar es crear el futuro y se nos está olvidando que existe algo más que la máxima de carpe diem.
Me ha encantado tu entrada y me obliga a pensar todavía un buen rato, así que objetivo conseguido. Enhorabuena
Gracias por tus palabras Curra!!!
ResponderEliminarEs fácil decir que nuestros hijos son nuestra prioridad, lo difícil es que los hechos acompañen a las palabras. Conozco montones de parejas que "necesitan" trabajar los dos para poder llegar a fin de mes y eso sin grandes lujos... pero también existen parejas que ni se plantean aparcar temporalmente su carrera, aunque en casa no hagan falta las dos nóminas... por no hablar del poquísimo tiempo que en ambos casos dedican a sus hijos, ni cantidad ni calidad... Todavía ayer en el parque una madre se pasó 30 minutos enganchada al móvil (viendo al correo...o alguna noticia interesantísima que no podía esperar), mientras su hijo la llamaba para que le diera al columpio... ¿qué cres que hizo? lo ignoró!!! Yo no me lo podía creer!!! Luego dirá que pasó la tarde en el parque con su hijo... ¿pero qué le transmitió? ¿estuvo con él o fue su acompañante? ¿cómo se sintió el peque?... ¡¡¡lamentable!!! Y lo peor es que no es un caso aislado, sino que es lo que predomina...
Mil besos Curra.