Si os apetece un viaje cercano, cómodo, atractivo, cargado de romanticismo y tremendamente especial, os recomiendo Oporto.
Es la segunda ciudad más grande de Portugal, con un amplio patrimonio histórico, y os aseguro que merece la pena perderse por sus estrechas callejuelas, visitar sus bodegas, probar sus vinos, llegar en barco hasta la desembocadura del Duero, recorrer parte de la ciudad en tranvía, viajar en el tiempo dentro de la Librería Lello e Irmao, escuchar algún fado en directo en sus pintorescos restaurantes … en fin, una delicia para los sentidos….
¡¡¡Qué bonito!!!
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