Bye bye vacaciones, ¡¡BIENVENIDA NUEVA SILUETA!!

Parece un tópico pero no lo es: en vacaciones engordamos y no hay báscula que lo disimule ni botón del pantalón que lo soporte. Ahí estábamos a principios de junio, tan felices cual perdices con nuestros nuevos modelitos de verano, y aquí nos encontramos: finales de agosto y esta falda que me marca exageradamente la cintura (por llamarla de alguna manera), el vestidito que no me entra, el pantalón que delata mis michelines... y así una prenda tras otra, hasta gritar el ya archiconocido ¡¡¡no tengo nada que ponerme!!! y el armario a rebosar de ropa... claro de ropa de cuando yo era otra... con 4 kg menos de peso y alguno más de autoestima.

Y es que el verano es para relajarse, disfrutar, comerse las tapitas recién hechas del bar de la esquina, los vinitos que hagan falta, las cervecitas que el resto del año no nos permitimos, los helados que apetecen a cualquier hora, las cenas en terracitas, las comidas con la familia... enfin... quien esté libre de culpa que tire la primera piedra...

Yo por lo pronto, estoy esperando a que termine agosto, bueno quizás septiembre, para comenzar una de esas dietas milagro que te matan de hambre, y que 15 días después de haberla dejado, te devuelven a tu status original (el de los 4 kg de más).

¿Y vosotr@s cómo lo llevais?