El estudio del cerebro ha tenido resultados espectaculares en los últimos años, pero estos conocimientos se han aplicado más en la clínica que en la escuela y en la educación de nuestros niños y niñas. Este distanciamiento no es sensato. Del cerebro dependen nuestros pensamientos, nuestros sentimientos, nuestra personalidad, y es muy importante que padres y docentes conozcamos su funcionamiento, porque el cerebro es la fuente de oportunidades de nuestros hijos y alumnos.
En esta obra se nos invita a tener una idea general de cómo funcionamos, de la razón biológica de nuestras capacidades y de nuestros problemas. Debemos exigir a los neurocientíficos que investiguen en este terreno, y utilizar después sus conocimientos para la educación de nuestros pequeños.
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