miércoles, 16 de noviembre de 2011

Y tú, ¿de qué hablas?


Hay una antigua historia de un hombre que acude a un maestro muy sabio para confesarle que ha difundido chismorreos. Ahora dice que desearía poder retirar sus palabras, y le pregunta al maestro cómo puede reparar lo que ha hecho. El maestro le dice: "Lleva una almohada de plumas a un campo, ábrela y deja escapar las plumas." El hombre así lo hace y regresa a ver al maestro. "Ahora -dice éste-, debes hacer una cosa más, vuelve y recoge todas las plumas."
En ocasiones no prestamos demasiada atención a lo que decimos ni al poder que tienen nuestras palabras. Una conversación puede cobrar vida propia. Si no prestamos atención a lo que decimos, es posible que difundamos chismorreos, creemos rumores y hagamos daño a los sentimientos de otras personas. No podremos después retirar nuestras palabras porque son como las plumas de la historia. Como ondas en un estanque, que llegan muy lejos de donde estamos, y no sabemos el bien o el mal que pueden hacer.
Elige un día de la semana para no chismorrear en absoluto. Márcalo en tu calendario.

Texto del libro: Tómese la vida con calma.
Autor: Tzivia Gover.

Bueno chic@s, creo que no se puede añadir mucho más, el mensaje está claro y las preguntas posteriores para la reflexión también:  ¿se os da bien el chismorreo? ¿creeis que es el deporte nacional? ¿sabeis controlaros? ¿os apuntais al día de la semana sin chismorreo?
¡¡Feliz miércoles!!

3 comentarios:

  1. Me ha encantado esta reflexión...

    Si chismorrear costara dinero ya verías como chismorrearíamos menos!

    Besos desde ♥ La ropa me vuelve loca!

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  2. Me ha gustado mucho!
    Creo que a veces no nos damos cuenta y hablamos mas de la cuenta, a veces sin malas intenciones, pero deberíamos controlarlo!
    Y si cero que sea el deporte Nacional, que horror!
    Un beso
    leticia de Miss Caprichitos!!!

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  3. ¡¡Gracias por vuestros comentarios chicas!!
    Es cierto que si nos costara dinero, en estos tiempos de crisis ¡¡no diríamos ni pío del vecino!!jejeje... Leticia, es que a veces nos ataca el "síndrome de la lengua floja" y no sabemos parar...
    Besos para las 2.

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